La elección de una silla de oficina para el puesto de trabajo es una labor que hay que tomarse muy en serio, tenemos que tener en cuenta que el uso de una silla inadecuada puede ocasionar lesiones la espalda del usuario y que los problemas lumbares es una de las lesiones que más gastos suponen para las empresas.
Primero hemos de tener muy presente que la silla es el lugar donde vamos a pasar la mayor parte del tiempo de nuestra jornada laboral, por lo que nos deberá aportar el acomodo suficiente como para que mientras la usemos, y con el paso de los minutos no empecemos a sentir fatiga ni molestias en la espalda o las piernas, esto afectará a nuestra salud y a nuestro rendimiento y concentración, digamos que una buena silla de oficina es aquella en la que nos sentamos al comenzar y no nos acordamos de ella en toda la jornada.
Una vez concienciados de la importancia de la silla, evaluaremos el puesto de trabajo al que va destinada, no es lo mismo una silla para una visita o cortos espacios de tiempo, que una silla para una jornada completa o una silla en la que se van turnando los trabajadores y es usada las 24 horas continuadamente.
Un modelo de silla de oficina para cada tipo de persona
Ahora fijemos nuestra atención en el usuario de la silla de oficina, nos encontraremos con que la media de los usuarios tienen distintas alturas, pesos y morfologías, para los que servirán los modelos más estandarizados sin ningún tipo de problema, pero también nos encontraremos con personas excepcionalmente altas o bajas, pesadas o con problemas fisiológicos que necesiten un modelo más especializado o una personalización de uno de los modelos estándar.
¿Qué debemos contemplar a la hora de adquirir una silla de oficina cómoda?
Asiento: Debe tener una regulación en altura, si la silla nos queda demasiado baja, sufrirá nuestra zona lumbar, si nos queda demasiado alta, forzaremos las vértebras y músculos de la parte dorsal y el trapecio.
Así mismo debe permitir regular su ubicación respecto al respaldo, manteniendo siempre el ángulo entre las piernas y la espalda, para que el abdomen no se vea comprimido, lo que nos causaría problemas de circulación y digestivos, por lo que deberemos elegir como mínimo una silla con un mecanismo sincro, que conserva siempre este ángulo al modificar la inclinación del respaldo. Las dimensiones del asiento han de ser suficientes para sentarnos con cierta amplitud y la parte delantera deberá estar en caída para no oprimir la parte baja de los muslos y permitir una buena circulación sanguínea en las piernas.
Respaldo: Es una de las partes más importantes de la silla. Debe ajustarse a la espalda y estar diseñado para ofrecer un buen apoyo en la zona lumbar. Es aconsejable que sea regulable en inclinación con mecanismos sincronizados, donde el respaldo bascula a la vez que el asiento se desliza adelante o atrás, con lo que nunca entramos en posturas de compresión de la columna ni el abdomen.
También es muy recomendable que el respaldo sea regulable en altura para poder adecuarlo a las distintas alturas del usuario.
En cuanto a los tapizados, podemos optar por tela sobre acolchados de gomaespuma de alta densidad para evitar que se deformen o respaldos de malla técnica, flexibles y resistentes que se adaptan a la forma de la espalda.
La base ha de tener un mínimo de cinco radios y diámetro suficiente, para permitir una buena estabilidad de la silla de oficina tanto en parado como si nos desplazamos sentados en ella.
Los brazos, es recomendable que sean regulables en altura, de tal forma que los brazos del usuario formen un ángulo de 90º mientras escribimos en el teclado y a la vez descarguen el peso de los brazos sobre ellos. Nunca nos deberían de oprimir los costados ni impedirnos que nos acerquemos a la mesa lo suficiente como para trabajar cómodamente.
Para personas con necesidades especiales, por su talla, peso o patologías lumbares o cervicales, a lo ya mencionado, podríamos añadir otros componentes como la regulación de profundidad del asiento, regulaciones especiales para la zona lumbar o reposa cabezas.
Siguiendo estos pequeños consejos conseguiremos que la silla de oficina pase de ser una fuente de problemas a ser un compañero del trabajador que le ayude a conservar su bienestar físico y fomentar su concentración y comodidad, y por lo tanto su productividad.
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